La revolución digital ha significado un cambio en las reglas de juego que rigen las relaciones entre las empresas y sus clientes. Aquellas compañías que tienen la vocación y necesidad de transformarse están luchando contra la inercia de sus organizaciones, una inercia que ha sido tradicionalmente la principal de sus fortalezas.
Pero no es esa la única relación que ha cambiado: el último año ha supuesto un punto de inflexión también en la que existe entre las empresas y sus profesionales. La pandemia ha acelerado la revolución silenciosa en el talento, que ahora busca una mayor flexibilidad, exige la conciliación y desea desarrollar carreras con un propósito. Anticipar el nuevo tablero de juego es una reflexión estratégica necesaria si queremos convertir la amenaza en oportunidad.
Diversidad Generacional
En el mundo del talento, especialmente en España, hay una serie de inercias que debemos romper. Una de las más importantes atañe a la diversidad generacional. Según los datos más recientes de la Encuesta de Población Activa, casi el 50 % de las personas mayores de 16 años que tienen trabajo, o lo buscan, tiene 45 años o los supera. Es más, de continuar esta tendencia, este grupo pasará a representar el 60 % de la población activa en 2030.
¿Cómo se explica que un profesional que llega al ecuador de su vida ya no suscite el interés del empleador? ¿Acaso el talento no es también experiencia? Desde el punto de vista competencial, es un hecho demostrado que nuestras habilidades blandas se van desarrollando progresivamente con la edad. El edadismo laboral, por contra, considera que los profesionales de este grupo de edad tienen competencias obsoletas, poca flexibilidad y un difícil encaje cultural con el resto.
Parte de la solución
Analicémoslo desde diversos ángulos. Llevamos ya más de una década con una Seguridad Social exhausta y, lo que es peor, con la incapacidad de nuestro sistema político para abordar la problemática de las pensiones. Postergar el problema solo contribuye a agravarlo, con el consiguiente impacto en las generaciones venideras. Pareciera que todavía estamos cuestionándonos la realidad de la inversión de la pirámide poblacional.
Desde la perspectiva de la empresa, especialmente desde la de aquellas intensivas en conocimiento, cada vez tienen más importancia los proyectos. Y es ahí donde se requieren profesionales transversales, con conocimiento, competencias y experiencia. Muchos de ellos son contribuidores individuales que no necesariamente buscan formar parte de las estructuras corporativas de gestión, pero que son indispensables en la ejecución de la estrategia.
Actividad profesional y longevidad forman un círculo virtuoso: la formación continua y la actividad de nuestro intelecto prolongan nuestra vida.
Desde el lado del profesional, los españoles somos los más longevos de la Unión Europea y los terceros del mundo. Actividad profesional y longevidad forman un círculo virtuoso: la formación continua y la actividad de nuestro intelecto prolongan nuestra vida. Cada vez son más los profesionales que buscan extender su vida laboral. Su motivación es encontrar un proyecto que les permita aportar un valor, más allá de la satisfacción de sus necesidades básicas.
Paradójicamente, muchas veces las motivaciones son las mismas que las de colectivos más jóvenes… Las diferencias generacionales obedecen más a los cambios del contexto que a una alteración del ADN, aunque a veces nos quieran convencer de lo contrario…
La revolución digital dará seguramente paso a la revolución del talento. Las empresas debemos romper nuestras inercias para integrar el talento silver en el nuevo tablero de juego.
Artículo publicado previamente en Digital Biz
